lunes, 17 de marzo de 2014

Federíco tu Memoria


Ese día recibió un misterioso paquete, cuando lo abrió... Federíco era una persona solitaria, casi siempre vestía la misma ropa, le gustaba vestir de colores oscuros, siempre llegaba a su casa a la misma hora, ese día no sabía que hacer con el paquete que había recibido. Él no había comprado ni pedido nada, dudaba de abrirlo, no se podía imaginar que habría dentro, él no tenía familia ¿quien podría haberle enviado el paquete? se preguntaba, dejó el paquete sobre la mesa y siguió su vida normal, cada día cuándo se ponía a comer miraba el paquete pero no podía encontrar la solución a su pregunta. Al tercer día decidió coger el paquete y lo abrió cuidadosamente sacó el papel y después quedaba otro papel pero éste era muy oscuro, lo desdobló muy despacio y encontró un cuaderno era un diario, en su portada se leía en letras grandes: "Federíco" Federíco se sintió contento con lo que había recibido, cogió el libro y se sentó cómodamente y comenzó a leerlo, todo lo que leía tenía que ver con él, con su forma de vestir, su soledad, su misterio, la forma de ser que él tenía. Le preguntaba el porqué de llevar siempre colores oscuros y le dejaba un renglón en blanco para que, Federíco contestara, a partir de ahí comprendió que se trataba de un cuestionario o formulario y debía completarlo. Comenzó hoja por hoja a contestar y rellenar el formulario, ya estaba llegando  al final y no dejaba de pensar en quien le habría enviado éste diario, pues sabía todo sobre él, al llegar casi a la última hoja le decía: Sí haz completado el formulario ya tendrías que saber quien te lo ha enviado. Federíco se quedó pensativo durante un largo rato, pero no llegaba a comprender quien podía haber sido el remitente, que además le conocía a él tan bien.
Al día siguiente salió para hacer la ruta de cada día hacía, como siempre pasaba por el mercado y miraba todo lo que se vendía, al pasar por la pajareria se quedó mirando un pajarito que trinaba fuertemente, era una alondra le gustó el sonido que hacía y decidió comprarla, cuando llegó a casa colgó la jaula al lado de una ventana en la que el pájaro veía la luz del día y oía a la gente pasar, el pájaro trinaba alegremente, Federíco se sintió feliz al oír su canto.
Cada día Federíco notaba que el pájaro cantaba menos y más apagado pero no hizo caso y esperaba que cantara, pero no era así ya pasadas dos semanas una mañana Federíco se acercó a la jaula y el pájaro estaba muerto. Federíco pensaba y pensaba sin encontrar una solución, sentado en una silla miraba la jaula con el pájaro muerto. Entonces observo que el cajón de una mesita estaba casi abierto había lápices, bolígrafos, rotuladores y se veía otro libro igual tal como el que había recibido pero estaba totalmente en blanco. Esto le hizo pensar pero no sacó nada en claro. Ya en la tarde decidió ir a la pajareria a pedir explicaciones sobre su pájaro,. Al llegar a la tienda de los pájaros le atendió el señor que le había vendido la alondra, Federíco le dijo: mire señor la alondra que me llevé hace dos semanas hoy ha aparecido muerta, el señor le preguntó: ¿que tipo de comida le ha puesto usted? Federico se quedó muy parado pensando y contestó: yo solo colgué la jaula en la pared cerca de la luz, no le puse comida en ningún momento del que ha estado en casa. Pues ya sabe usted de que se ha muerto su alondra, ¿usted come cada día? sí ¿y se recuerda cada día de comer? sí siempre a la misma hora, lo tengo como una rutina. En ese momento se le vino a la mente algo y dijo con voz baja: ¡ahora sé quien me ha enviado el paquete! que mala memoria tengo.
Fermín 

No hay comentarios: