viernes, 7 de marzo de 2014

Federíco y Andy

Estaba sentado en un banco del parque, miraba como paseaba la gente  y oía  el trinar de los pájaros, un señor se sentó al costado, me saludó y correspondí a su saludo luego nos presentamos y comenzamos a hablar, él inició hablando sobre un tema común, calló un momento y yo comencé a hablar siguiendo ese tema, yo hablaba y el asentía con su cabeza,  agitándola suavemente, de arriba hacía abajo. Yo entendía que asumía el  interés por la conversación que yo le relataba, estuve casi una hora hablando, el señor Federíco solo escuchaba, a veces decía: algunas palabras, ¡preocupante!, muy cierto, es la realidad, debe aguantar, yo hacía pausa en esos momentos que él comentaba, de pronto le sonó un teléfono que Federíco contestó y terminó diciendo, ahora voy. Nos despedimos pero antes de marcharse me dijo ¿me da usted su número de teléfono? Si con mucho gusto señor Federíco, nos intercambiamos los números y me quedé solo en el banco, entonces: pensaba en que tal vez le había cansado con mi charla, no dejaba de pensar en ello, ya había pasado casi una hora y le telefoneé, hola Federíco, hola Andy cuéntame, ¿he pensado que tal vez le he cansado con mi charla? No amigo me he marchado porque tenía que hacer algo por eso me telefonearon, pero su conversación me gustó mucho y nos volveremos a encontrar en el parque, pues creo que usted necesita hablar...
Fermín

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